miércoles, 28 de noviembre de 2012

PAZ CON USTEDES‏

- La paz sea con vosotros – dice el sacerdote,
- y con tu espíritu – responden los feligreses.
Termina la misa y cada quien vuelve a sus afanes. Hay palabras que de tanto usarlas van perdiendo sustancia, significado y se banalizan.
Cuando Jesús resucitado se aparece a sus discípulos, los saluda: “Paz con ustedes”, Lc 24:26 o “la paz sea con ustedes”, Jn 20:19. Ya en la última cena les ofrece a sus discípulos: “les dejo paz, les doy mi paz. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo”, Jn 20:27; y durante el sermón de la montaña enseño: “dichosos los que trabajan por la paz porque serán llamados hijos de Dios”, Mt 5:9 … pero ¿tenemos paz?, ¿qué significa tener paz?, ¿a qué se refiere Jesús cuando nos dice: …”no se las doy a ustedes como la da el mundo”?.
¿El mundo nos ofrece paz?
Jesús es llevado por el espíritu al desierto y ahí, hambriento y desfalleciente, es tentado por satanás, ¿qué le ofrece este?, lo que para muchos podría, de repente, significar la paz: la saciedad de nuestros apetitos y ambiciones, el bienestar, riquezas, poder, honores, fama y fortuna, la evasión de lo cotidiano, el placer. No importará el medio sino el fin.
Muchos creen que los judíos pidieron la muerte de Jesús porque no les trajo paz a su pueblo, lo que en ese momento significaba para ellos la liberación del yugo romano y la instauración del reino de paz y bonanza que duraría mil años, y sin embargo blasfemaba llamándose a si mismo hijo de Dios… del DIOS DE LOS JUDIOS.
¿Continuamos crucificándolo aún?
¿Será la paz el fin de las guerras? Miremos alrededor: conflictos, violencia, hambruna, muerte y destrucción por donde quiera. Bastará ver algún noticiero para enterarse de lo mal que vamos, de las oscuras fuerzas que parecen manejar el mundo. ¿Significará hallar la paz acabar con todas estas iniquidades?
Una noticia pone en boca del Papa Benedicto XVI la siguiente frase: “nuestro señor entregará el mundo a Dios”, y de inmediato se asocia lo dicho con las predicciones sobre el fin de los tiempos y el apocalipsis.
Si un hijo desea dar un regalo a su padre ¿no cuidará de que sea agradable a él? ¿El mundo en su actual estado es agradable?
“Les dejo paz, les doy mi paz”, la paz de nuestro señor Jesús es la que reciben sus discípulos: la paz interior lograda con fe y oración. Aquella que nos blinda contra el pecado, que nos devuelve la sonrisa, que nos hace ver en el prójimo nuestra propia imagen por lo que deberemos ser tolerantes, compasivos y amables. “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”, entonces el mundo verá la paz verdadera y será un digno regalo a Dios.
Paz con ustedes.

Máximo E. Palacios S.

Conflicto magisterial continúa

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