jueves, 4 de junio de 2020

PARA SER REVOLUCIONARIO EN CUBA Y A LA VEZ INTELECTUAL

Los caviares rojos, seudo intelectuales que defienden a capa y espada la Revolución Cubana y se deshacen en elogios sobre los niveles de excelencia que han alcanzado en educación y medicina, tal vez no estuvieran de acuerdo (o tal vez sí) en el trato que se le dan a los intelectuales de la Isla que quieren compartir conocimiento y tratar que el Partido Comunista gobernante se anime a permitir  la utilización de las nuevas tecnologías, creadas por el imperialismo capitalista y burgués, para mejorar su acceso a la información y el conocimiento.

El texto que vamos a compartir - pero no vamos a citar por seguridad de sus autores, profesionales de la salud -  apareció en una revista cubana cuyo nombre omitiremos por la misma razón, y nos revela los parámetros que deben observar aquellos que quieran publicar algún artículo científico en la Isla, para obtener el Nihil Obstat, de esta suerte de Inquisición que es el aparato político revolucionario.

“Retos actuales de la S:I:C:

La revolución en las TIC …

(intelectual cubano que no utilice la palabra ‘revolución’ no tiene derecho a publicar, cualquiera que sea el contexto)

ha traído consigo la interdependencia de las economías y la reestructuración del sistema capitalista a nivel mundial

(indispensable señalar al culpable de todos los males)

 La relación entre economía, Estado y sociedad

(el materialismo dialéctico obliga a hacer referencia sobre la complementariedad y lucha de contrarios, de no darse el caso no hay dialéctica, ¿la economía, el Estado y la sociedad son contrarios?, no, pero hay que adecuarse al floro comunista)

 ha cambiado, mientras ha aumentado el poder del capital frente al trabajo y se ha desmantelado el estado de bienestar

(¿estado de bienestar? Creo que acá los autores se refieren a la familia Castro y a los jerarcas del partido)

Asimismo, se han incrementado las desigualdades y la diferenciación territorial y cultural.”

Este es el introito obligado para poder abrirle paso a las ideas.  Luego de lo cual los autores ya pueden sentirse un poco más seguros para sostener sus propuestas referentes a la necesidad del aprovechamiento de las TICs en favor de la educación, que es en sí, el fondo del asunto. 

Pero acá viene la afrenta a la libertad de pensamiento y de expresión impuesta por el sauriocomunismo: Los autores son obligados a finalizar su artículo con esta especie de carta compromiso o declaración jurada.

Lean bien caviares:

“Conflicto de intereses

Los autores declaran que no firmaron ningún acuerdo por el que recibieran beneficios u honorarios y que ninguna entidad comercial pagó a fundaciones, instituciones educativas u otras organizaciones sin ánimo de lucro a las que están afiliados.”

Este es el trato ignominioso que reciben los intelectuales de Cuba que se atreven a publicar.  Caso contrario se les aplicará la mordaza, sin ningún tipo de consideración ni anestesia.

Y la pregunta es si nuestros intelectuales caviares, aceptarían firmar esta declaración en aras de la revolución.

PS.  Existen normas para la declaración de conflicto de intereses usadas en investigación. La de la revista cubana me resulta exagerada